Cruzadas.

Siempre me han gustado mucho los libros demasiado, pero nunca he sido muy de los finales, pero los finales son inevitables siempre acaban llegando.
Siempre me ha gustado enviar cartas sin destinatario solo para imaginarme a quien estaría bien mandarsela si decidía hacerlo. Siempre he sido mas mía que de nadie y supongo que eso es porque he aprendido con los daños y no con los años que me quiero como siempre debi quererme.
A ti te quise más de lo normal lo demuestra la forma en la que ese amor me consumió y me consume, lo demuestran los abrazos que nos dabamos y en los cuales yo rompía a llorar, lo demuestran las ganas locas que teniamos los dos de comernos el infinito y más allá. Por eso sobra  la pregunta de cuanto te quiero porque tu mejor que nadie deberías de saberlo. Tienes que saber que después de ti me quede hecha añicos pero luego me recompuse y conseguí pegar todos los trozos. Tienes que saber también que sonreía antes de ti y que lo segui haciendo después. Tienes que entender que nada me rompió entonces y que nada me rompe  ahora. Evidentemente han pasado amores que me han hecho muy feliz, pero no lo suficiente. Yo quiero mas, necesito más, siempre lo he querido. Tienes que saber que si sigo aquí es porque conseguí salir de ese sitio que solo me hacia tambalearme sobre una cuerda floja.
Lo curioso es que no se aprende a ser fuerte de una noche a un amanecer y yo he aprendido a serlo. He aprendido tanto que cuando me miro al espejo ya no veo precipicio, ya no veo acantilados a los cuales deseaba tirarme sin paracaídas, en los cuales veía mi propio final.
Yo no sería quien soy hoy si no hubiera tropezado con algunos baches en el camino, con algunas piedras. He perdido a gente claro que si, pero nadie se da cuenta de una cosa y es de que ellos también nos pierden a nosotros, pero asi es la vida, es como un carril de doble sentido en el que todos al fin y al cabo un dia coincidiremos.

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