Importa, claro que importa.
Gracias por
pasarme a mí y ser este caos del que no logro deshacerme por más que lo intente.
Gracias por ser un pensamiento de día y un recuerdo por las noches. Jamás supe
lo que era el amor, hasta ese día, el día que empezó todo, el día que te
conocí. Siempre quise ser la persona que
te enamorara y te volviera loco y no sabes lo feliz que estoy de saber que hice
eso y más. Sé que, aunque no lo admitas nunca tú si que me quisiste, hubieras
hecho cualquier cosa por mantenerme a salvo y verme feliz. No sé porque te
cuesta tanto decir que yo fui esa chica, la chica que te quito capas de dolor,
la chica por la que jamás miraste a otra. Fui la chica que en vez de regalarte los oídos
te regalaba las verdades, esas que nadie tenía las suficientes narices de
decirte. Admítelo, fui la chica de tu vida al igual que tú fuiste el hombre de
la mía. Gracias, pensé que nunca más volvería a ser feliz, y entonces
apareciste, salvaste literalmente mi vida. Solo tu podías enamorarme y dejarme
herida incapaz de sanarse sola. Tengo esa herida y cuando la toco, aun escuece.
Ven, enséñame a querer de nuevo porque te prometo que no sé cómo hacerlo. No sé
cómo reír, no sé cómo llorar, no sé cómo sentir si no te tengo conmigo. Lo he
intentado, he intentado olvidarte, empezar de cero, conocer a chicos donde la
risa sea un elemento fundamental y no puedo, no siento nada.
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